Poemas del Papa

Soy el Papa

Poemas del Papa

Nicanor Parra

1

Acaban de elegirme Papa
soy el hombre más famoso del mundo

Soy el Papa
Soy el Papa

2

Llegué a la cumbre de la carrera eclesiástica
ahora puedo morirme tranquilo

3

Los cardenales están molestos conmigo
porque no los saludo como antes
¿demasiado solemne?
es que soy el Papa, caramba

4

Mañana a primera hora
me traslado a vivir al Vaticano

5

Tema de mi Discurso:
Como Triunfar en la Carrera Eclesiástica

6

Felicitaciones a diestra y siniestra
todos los diarios del mundo
publican mi fotografía a primera página
algo que no se puede poner en duda
me veo mucho más joven de lo que soy

7

Nada de que admirarse
yo desde niño quería ser Papa
trabajé como fiera
hasta que se cumplieron mis deseos

8

¡Virgen del Perpetuo Socorro!
olvidé bendecir a la muchedumbre

Viva el tango#1

qué tarde que has venido

Qué tarde que has venido

Qué tarde que has venido,
no ves que ya es invierno,
que toda mi ternura la vida la quemó.
Qué tarde que has venido,
si en las llamas de mi infierno
dejastes sólo llagas en
vez de un corazón.

Qué horrible pesadilla
saber que te perdía.
La noche que tu orgullo
fue un dique entre los dos.
La noche te envolvio,
grité: “¿Por qué… Por qué?..
Y alcé mis puños rotos,
crispados en tu amor.

Corazón no llorés,
que no vale la penar
recordar su querer,
si ella nunca fue buena.
Mis manos vacías, vacías,
como el hueco de un adiós.
No pueden perdonar,
no llores corazón,
que llevo en tu latir
su maldición.

Qué tarde que has venido,
no ves que ya es invierno.
Mis labios están secos,
amargos como hiel.
En mí se desataron
la cien furias del averno
y soy huraño y triste,
lo mismo que un ciprés.

Qué tarde que has venido
Qué tarde que has venido

Desde hoy en adelante,
por esta calle mía,
me cantará la lluvia
tus lágrimas de hoy.
Y en cada atardecer,
las muecas de un perdón,
traerán desde el olvido
tu vieja maldición.

Corazón no llorés,
que no vale la penar
recordar su querer,
si ella nunca fue buena.
Mis manos vacías, vacías,
como el hueco de un adiós.
No pueden perdonar,
no llores corazón,
que llevo en tu latir
su maldición.

Atardecer

Atardecer, mi mamá

Mi mamá dice
“pucha el té malo”
Y cuando yo tomo té y está malo, digo entrecerrando los ojos
“pucha el té malo”.

Mi mamá dice
“anda a peinarte ése pelo, que parece un colchón”
Y cuando me miro al espejo, digo haciendo un gesto con la mano
“anda a peinarte ése pelo
que parece un colchón”

Mi mamá disfruta el atardecer,
cuando ya no hay tanto qué hacer en la casa,
y en los tiempos en que se fumaba
se sentaba frente al ventanal que da a la calle
a fumar el cigarrillo del día.

mama14

Y cuando atardece a mí también me gusta,
cuando ya no hay tanto qué hacer en ninguna parte
y en los tiempos en que se fumaba
me sentaba orientado hacia esa Meca
que me enseñó a mirar mi madre
con la misma tranquilidad ritual
a fumar el cigarrillo del día.

Ya no hay té malo que tomar
ni colchón de pelos que peinar
ni cigarrillos

Pero el atardecer sereno y mi mamá.

De quién es esta casa

Karl Marx

Tiempo de cambio, tiempo de hallazgos. Poemas encontrados en una buhardilla. Este debe tener “todos estos años”.


De quién es esta casa que no es mía
y este aire distinto que flota
sobre mi cuerpo, es este cuerpo trasladado mi cuerpo
acaso?

La de veces que he despertado de un mal sueño.
Este cuerpo es tan pesado,
sigo amaneciendo en una casa que no es la mía.

—–o—–

Muchas veces he pensado en mi alma.
Existirá, ajena a esta casa.
Correteará en otros lugares.
Acudirá a otras casas que sí me pertenecen y
le dirá de mal modo a este cuerpo
que poco podrá vivir sin su largo aliento.

Siempre he pensado en tu alma.
Le dirá mi alma a tu alma
besándole el rostro de humo
dónde está, dónde se quedó
y será capaz mi alma abandonada
de rozarte las sábanas cual si fuera mi cuerpo agradecido
abrazarán mis brazos de alma
tu cuerpo?

Pensando en tu alma y en mi alma
en mi cuerpo y en el tuyo,
qué decir de la materia y otros temas?
de los pesos
de la física que me hace perdurar pesando
sobre esta tierra que no es la mía
donde no está mi alma
y donde por sobre todo
están ausentes tu cuerpo y tu alma?

Pero basta. Habías visto semejante concepción
espiritualista del mundo?

Yo sé que existen los aviones;
y el mar, que a veces semeja una condena perpetua
se sobrevuela a diario,
y las grandes nubes que cuentan sentenciosamente
la distancia y el olvido
mueren todos los días diluídas
por amantes tan siúticos como yo
tan hermosos como nosotros.

Pero quién me dirá para aliviarme
que mañana mismo te abrazo si no soy yo,
y cómo no decirme a mí mismo
que hay algo de mí que quedó en tus brazos
y que hay en mis brazos algo tuyo?

Quién me dirá si no es Karl Marx
que habrá “más amor en un instante”?

De quién es esta casa

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