Sandokán, el esquelético
La voluntad que era así, férrea
se volvió largo sueño abúlico
y despierta ahora en sudor pánico.
Tal voluntad era efímera
canta con voz ahora agónica
sabe salada y es patética
se siente débil, tenue, afónica.
O seré yo el leso y el ridículo
que abrió su cajón antes hermético
el boquiabierto que benévolo
creyó saber un dulce que era ácido.
Por esto en mi andar caótico
cavilo y juro en lo próximo
no fiarme ya más de la hipnótica
visión romántica, que es utópica.
Así se cierra este pecho ahora escuálido
sonrisa ninguna, y el rostro pálido
hasta nuevo aviso saluda semi cómico
ricardo costilla, sandokán el esquelético.