KOTAIX, así nombrado en homenaje al pueblo selk’nam en Tierra del fuego. El espíritu kotaix, era parte de los rituales de iniciación de este pueblo.
Su cultura fue aniquilada por la conquista, por el glorioso ejército chileno y por ladrones de tierras subvencionados por el estado que se hacían llamar colonos.
“Talimeoat y yo contemplamos largo rato y en silencio los sesenta y cinco kilómetros de colinas cubiertos de bosques que se extendían a lo largo del lago Kami (lago Fagnano), envueltos en los tintes del magnifico crepúsculo. Yo sabia que él buscaba en la distancia cualquier señal de humo de los campamentos de amigos o enemigos. Luego se sentó a mi lado y olvidó su vigilancia y hasta mi propia presencia. Yo, al sentir el frío de la tarde, estaba a punto de proponerle que nos pusiéramos en marcha, cuando exhaló un profundo suspiro y dijo para sí, en voz queda, y con el acento que sólo un ona puede dar a sus expresiones : ‘Yak haruin ! (¡Mi tierra!)’.””
Lucas Bridges: El último confín de la Tierra. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2000