Fragmento epistolar


Pier Paolo Pasolini
Pier Paolo Pasolini
Pier Paolo Pasolini

“Querido muchacho, sí cierto, encontrémonos,
pero no te esperes nada de este encuentro.
A lo más, una nueva desilusión, un nuevo
vacío: de aquellos que hacen bien
a la dignidad narcicista, como un dolor.
A los cuarenta años yo soy como a los diecisiete.
Frustrados, el cuarentón y el de diecisiete
se pueden, cierto, encontrar balbuceando
ideas convergentes, sobre problemas
entre los cuales se abren dos decenios, una entera vida,
y que sin embargo aparentemente son los mismos.
Hasta que una palabra, salida de gargantas inciertas,
vueltas áridas de llanto y de ganas de estar solos
revela la inolvidable disparidad.
Y, al mismo tiempo, deberé pues hacer de poeta
padre, y entonces volveré a la ironía
– que te incomodará: siendo el cuarentón
más alegre y joven que el de diecisiete,
él, ya dueño de la vida.
Fuera de esta apariencia, de esta advertencia,
no tengo nada más que decirte.
Soy avaro, aquel poco que poseo
me lo tengo bien apretado al corazón diabólico.
Y las dos palmas de piel entre pómulos y mentón,
bajo la boca distorsionada a fuerza de sonrisas
de timidez, y el ojo que ha perdido
su dulce, como un higo vuelto ácido,
te aparecerían como el retrato
mismo de aquella madurez que te hace mal,
madurez no fraterna.
¿De qué puede servirte
un coetáneo -simplemente entristecido
en la flaqueza que le devora la carne?
Aquello que él ha dado, lo ha dado, el resto
es árida piedad.”

Pier Paolo Pasolini “Poesia en forma de rosa”


Fraqmmento Epistolare

Caro ragazzo, sì, certo, incontriamoci,
ma non aspettarti nulla da questo incontro.
Se mai, una nuova delusione, un nuovo
vuoto: di quelli che fanno bene
alla dignità narcissica, come un dolore.
A quarant’anni io sono come a diciassette.
Frustrati, il quarantenne e il diciassettenne
si possono, certo, incontrare, balbettando
idee convergenti, su problemi
tra cui si aprono due decenni, un’intera vita,
e che pure apparentemente sono gli stessi.
Finché una parola, uscita dalle gole incerte,
inaridita di pianto e voglia d’esser soli,
ne rivela l’immedicabile disparità.
E, insieme, dovrò pure fare il poeta
padre, e allora ripiegherò sull’ironia
– che t’imbarazzerà: essendo il quarantenne
più allegro e giovane del diciassettenne,
lui, ormai padrone della vita.
Oltre a questa apparenza, a questa parvenza,
non ho niente altro da dirti.
Sono avaro, quel poco che possiedo
me lo tengo stretto al cuore diabolico.
E i due palmi di pelle tra zigomo e mento,
sotto la bocca distorta a furia di sorrisi
di timidezza, e l’occhio che ha perso
il suo dolce, come un fico inacidito,
ti apparirebbero il ritratto
proprio di quella maturità che ti fa male,
maturità non fraterna.
A che può servirti
un coetaneo – semplicemente intristito
nella magrezza che gli divora la carne?
Ciò ch’egli ha dato ha dato, il resto
è arida pietà.

Pier Paolo Pasolini “Poesia en forma de rosa”